Los diferentes criterios de valoración de proyectos de inversión se basan en la corriente
de flujos monetarios que dichos proyectos prometen generar en el futuro. De un modo u
otro, el factor discriminante a la hora de decidir si un proyecto de inversión se lleva a
cabo o no, no es otro que en qué medida se espera recuperar la inversión inicial necesaria.
Toda inversión lleva asociada una corriente de cobros y pagos, de tal modo que
ésta interesará llevarla a cabo siempre que, en términos absolutos, los primeros superen
a los segundos. La razón por la que se utilizan flujos de liquidez (cobros menos pagos)
en lugar de flujos de renta (ingresos menos gastos) estriba en que al ser necesario actualizar
el valor de dichas cantidades, producidas en momentos futuros del tiempo, éstas
deberán reflejar cantidades líquidas.
Además, es necesario entender que las cantidades
generadas por la inversión deberán ser reinvertidas en otros proyectos o distribuidas en
forma de dividendos lo que obliga a disponer del dinero en forma líquida y no en forma
teórica como ocurriría si considerásemos flujos de renta (piénsese, por ejemplo, que las amortizaciones son gastos pero no pagos, o que en el momento de vender un producto
se produce un ingreso pero no necesariamente un cobro que podría suceder varios meses
más tarde, etc). Así, pues, en el análisis de inversiones se trabaja siempre con dinero líquido,
esto es, con flujos de caja (el flujo de dinero que entra -cobros- menos el que
sale -pagos- de la "caja" de la compañía).
De este modo, vamos a plantearnos la realización de un determinado proyecto de
inversión que se extiende a lo largo de n períodos (en adelante consideraremos periodos
anuales, si bien podrían considerarse semestrales, trimestrales, etcétera, sin que ello suponga
alteración sustancial en lo que se verá posteriormente).
Dicho proyecto supone la realización de unos cobros y pagos en cada uno de los
diferentes años de vida de la inversión. Habrá inversiones en las que no habrá cobros
y/o pagos en determinados años. Pues bien, a partir de aquí, se define el flujo neto de
caja como la diferencia entre los cobros y los pagos que tengan lugar en un momento
determinado del tiempo. Así, por ejemplo, en el año j, el flujo neto de caja (Qj) vendrá
dado por la diferencia entre los cobros sucedidos durante ese año (Cj) y los pagos del
mismo (Pj):
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