El Valor Actual Neto (VAN) de una inversión se define como el valor actualizado de la
corriente de los flujos de caja que ella promete generar a lo largo de su vida.
El Valor Actual (VA) consiste en actualizar todos los flujos de caja (Qi) para lo
que utilizaremos un tipo de descuento del k por uno, que es el coste de oportunidad del
capital empleado en el proyecto de inversión. Una vez actualizados los flujos de caja les restaremos el valor del desembolso inicial (A) de ahí el nombre de Valor Actual Neto.
La expresión general del cálculo del VAN es la siguiente:
Según este criterio una inversión es efectuable cuando el VAN>0, es decir, cuando
la suma de todos los flujos de caja valorados en el año 0 supera la cuantía del desembolso
inicial (si éste último se extendiera a lo largo de varios períodos habrá que calcular
también su valor actual).
Por su parte, siguiendo este criterio, de entre diferentes inversiones alternativas
son preferibles aquellas cuyo VAN sea más elevado, porque serán los proyectos que
mayor riqueza proporcionen a los accionistas y, por tanto, que mayor valor aportan a la
compañía. Para ver por qué, supongamos que un proyecto tiene un VAN igual a cero,
ello querrá decir que el proyecto genera los suficientes flujos de caja como para pagar:
los intereses de la financiación ajena empleada, los rendimientos esperados (dividendos
y ganancias de capital) de la financiación propia y devolver el desembolso inicial de la
inversión. Por tanto, un VAN positivo implica que el proyecto de inversión produce un
rendimiento superior al mínimo requerido y ese exceso irá a parar a los accionistas de la
empresa, quiénes verán aumentar su riqueza exactamente en dicha cantidad. Es esta relación
directa entre la riqueza de los accionistas y la definición del VAN la que hace que
este criterio sea tan importante a la hora de valorar un proyecto de inversión.
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