Los directivos financieros prestan atención al flujo de efectivo cuando calculan la
rentabilidad de un proyecto de inversión o porque quieren saber que cantidad de dinero habrá
disponible para los accionistas cuando llegue el momento de repartir dividendos; las entidades
financieras suelen utilizarlo para evaluar la capacidad de repago de una deuda; el administrador
financiero lo utiliza para planificar el día a día de las operaciones.
En el diseño del cash flow de la firma se involucran tanto el arte como la ciencia
económica.
Cuando proyectamos, necesariamente hacemos uso de ciertos supuestos que
condicionan la proyección, algunos basados en el desempeño histórico de la firma, otras
categorías son proyectadas usando métodos científicos con un abolengo respetable.
El ejercicio
es valioso en si mismo pues nos obliga a un proceso de raciocinio que permite capitalizar los
beneficios de todo proceso de planificación.
Las diferentes medidas del cash flow (free cash flow, capital cash flow y cash flow
disponible para accionistas) son importantes desde el punto de vista de quien es el receptor del
mismo y el riesgo involucrado. Esto último es de particular importancia cuando se evalúa un
proyecto de inversión o en la valuación de una empresa, cuando las tasas de descuento tienen
que ser ajustadas de acuerdo al riesgo del flujo de fondos.
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