Una aproximación complementaria sería extender la duración del cash flow proyectado hasta
que la tasa de retorno esperada sobre las inversiones incrementales requeridas para soportar las
ventas proyectadas exceda el costo del capital. Esto es lógico en un mercado eficiente; si por caso
la empresa obtuviera una rentabilidad extraordinaria en los primeros años de un negocio, la
competencia y el desarrollo de productos sustitutos debería empujar la tasa de rendimiento de la
firma hasta el nivel del costo de capital.
El período de proyección explícito “T” debe extenderse hasta que la empresa alcance un estado
estacionario. Inversiones adicionales podrían incrementar el tamaño de la firma pero el valor de las
acciones no sería afectado por el crecimiento cuando la firma invierte en proyectos que ganan el
mismo rendimiento que el requerido por el mercado.
Si asumimos que en los períodos subsiguientes la tasa de retorno de las inversiones
incrementales igualan el WACC, luego el mercado sería indiferente si la firma invierte las ganancias
en proyectos de expansión o paga dividendos que los accionistas podrían invertir por su cuenta
ganando el mismo rendimiento con el mismo riesgo.
Como resultado, las nuevas inversiones (por encima y por debajo de la depreciación) pueden
ser ignoradas. Esto tiene dos importantes consecuencias:
• El resultado de operación después de impuestos dejaría de crecer
• El FCF sería igual al resultado de operación después de impuestos: EBIT (1-t) +
Depreciación
De esta forma, el valor de la firma más allá del período “T” es el mismo que resulta de
calcular la perpetuidad del FCF en el período T+1 (el año siguiente al período T) y luego
descontarlo hasta el presente.
La próxima sección se ocupa de este punto.
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