Las tasas de interés disminuyen durante la recesión, como consecuencia de la política de la autoridad monetaria que intenta incrementar la oferta de dinero para hacer frente a la disminución de la demanda de dinero y la inflación. La existencia de tasas de interés más bajas debería estimular la inversión en los negocios y los gastos de consumo y, en consecuencia, poner fin a la recesión.
Durante las recesiones, las tasas a Corto Plazo disminuyen de una manera más aguda que las tasas a Largo Plazo. Esto ocurre debido a que:
Durante las recesiones, las tasas a Corto Plazo disminuyen de una manera más aguda que las tasas a Largo Plazo. Esto ocurre debido a que:
1) la autoridad monetaria opera principalmente en el sector a Corto Plazo y por lo tanto su intervención tiene un efecto más fuerte aquí, y
2) las tasas a Largo Plazo reflejan el promedio de la tasa esperada de inflación a lo largo de los 10, 20 o 30 años siguientes, y esta expectativa generalmente no cambia mucho, aun cuando la tasa actual de inflación sea baja debido a una recesión.
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